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Tarjeta de visita de Gutiérrez Comunicación

Todo vuelve, en versión 2.0

Que las campañas online no van a ser la panacea para los partidos políticos es algo que todos tenemos asumido. Que lo realmente positivo de la política 2.0 es el diálogo real en la red y su uso como herramienta de aproximación entre ciudadanos y políticos es algo que estamos empezando a aprender.

Con la llegada de la política 2.0, lo único que ha ocurrido ha sido una adecuación de los partidos a la realidad, a los medios de comunicación existentes. La actividad partidista que se llevaba a cabo, en campaña o fuera de ella, se ha exportado a Internet a la vez que se tomaba conciencia de que “hay que estar en la red”.

Si bien es cierto que el primer paso es tener claro la importancia de la presencia online (que ya es mucho y no siempre ocurre), lo siguiente es saber cómo. Y los consejos que podrían darse en esta dirección no distan tanto de las recomendaciones para la política offline: credibilidad y proximidad.

Más vale menos y mejor. No por bombardear la red de propaganda a través de Facebook o por crearse una cuenta en Twitter únicamente para una campaña electoral se van a conseguir mejores resultados. Se tendrá presencia en la red, sí, pero no aportará ningún valor añadido a la ciudadanía ni ningún apoyo a los candidatos.

Lo de que “todo vuelve” es cierto y el paradigma de lo retro no tiene por qué escapar a la política 2.0. El puerta a puerta, el tú a tú, la conversación directa político-elector, cuando ha sido de verdad, ha funcionado. Y esa autenticidad es la que puede hacer de la red una gran herramienta de comunicación para la política.

Si transportamos los valores de las campañas tradicionales, basadas en el contacto directo con las personas, habremos sacado el máximo partido que podemos sacarle a Internet en política. Ahí es dónde se nos permitirá llegar a la ciudadanía de forma directa y real, a todos los que estén allí esperando a ser escuchados y esperando escuchar, a todos los que no se sentirán estafados.

Si un político promueve la participación online, pide aportaciones y propuestas y demuestra que las está escuchando, no importará cuántos seguidores tenga en Twitter o Facebook, habrá entendido de qué va esto. Y la gente habrá sido capaz de ver qué tipo de político es, no qué consignas repite automáticamente.